COLUMNA 

Recta Provincia: El entramado gobierno de los brujos de Chiloé

 

 

La magia de este archipiélago de la Región es literal y es que echar un vistazo a un capítulo que mezcla la creencia popular y una época que marcó parte de la idiosincrasia de la Isla Grande y sigue siendo materia de estudio de investigadores e incluso desde la literatura.

Chiloé no es sólo un territorio comprendido por paisajes únicos, bosques siempreverdes, iglesias de madera nativa y pueblos marítimos de características únicas. En su extensa e indómita geografía de cerca de 9 mil 200 kilómetros cuadrados, se esconden realidades diversas en cada uno de sus pintorescos pueblos y en especial en lo relacionado con ese engranaje cultural de extrema riqueza que posee.

Reconocida como fuente de variadas creencias populares y de una mitología tan acendrada en su larga historia, Chiloé se caracteriza por ser una tierra de magia y de brujería y es allí donde surge la denominación de “Recta Provincia” para explicar que alguna vez existió una organización secreta que cobijó a oriundos de la isla, en los alrededores de la actual comuna de Quemchi. Y es que la “Recta Provincia” o también conocida como “La Mayoría” ha sido descrita como una estructurada cofradía de brujos. Por lo mismo, su historia la han retratado escritores nacionales como Jorge Baradit y Sergio Fritz e investigadores locales como Renato Cárdenas (QEPD) e incluso sirvió como título para una serie de televisión y posterior película a cargo el prolífico cineasta de origen puertomontino, Raúl Ruiz (1941-2011).

Tan secreta y hermética como sus orígenes y desarrollo, ha sido la recopilación de antecedentes de parte de estos autores que no está demás desentrañarla en estas líneas.

SOCIEDAD SECRETA

Sergio Fritz sostiene en su libro homónimo que la Recta Provincia fue “una organización única en la historia de la magia y la hechicería, una fusión de elementos indígenas con creencias europeas, finalmente, una sociedad secreta”. Habla el autor que, desde su existencia, establecida posterior a la época de la Colonia en los primeros decenios del Siglo XIX, funcionó en su sede principal presumiblemente en las cuevas del poblado de Quicaví, pero también en otros lugares de Chiloé desde la que se encargaron de “gobernar” Chiloé y de administrar justicia, paralela a la que ejercían los tribunales civiles de la época.

Sobre esa jerarquía legal que proyecta esta organización, el investigador Manuel Romo agrega que operaba como “una suerte de organismo destinado a dictaminar sobre la suerte que correrán los ofensores de sus leyes, ya sean éstos, adeptos o profanos”.

Así también agrega que “para hacer efectivas las penas contaban con cabildos o corporaciones, los que autónomamente nombraban a sus jefes con el nombre de ‘reparadores’ quienes se supeditaban a las directrices de un rey de la ‘Recta Provincia’, regulador de la administración de los distintos territorios”.

En el entramado relato de cronistas y de la gente del lugar, se narra además que estos brujos además volaban de noche vestidos con un “macuñ” o chaleco elaborado de piel de difunto. También afirman que esta vestimenta se utiliza a manera de farol para surcar por los aires e ir a sus reuniones nocturnas o aquelarres, donde invocan al “maligno”.

También que utilizan instrumentos propios de su arte como el “challanco” o cristales de vigilancia sobre los humanos, amuletos, hierbas para lograr estados místicos y uso de técnicas de éxtasis y hasta la elaboración de brebajes malignos para dar enfermedades o muerte en algunos casos.

Sin embargo, con el tiempo se fueron convirtiendo en una “especie de mafia” y que terminó por desaparecer, tras ser enjuiciada por orden del gobernador chilote Martiniano Rodríguez en 1880. Incluso, se cuentan que muchos de ellos fueron encarcelados por su participación en asesinatos y otros delitos y luego se les liberó por no existir pruebas materiales de los hechos y por no poderse demostrar que si hubieran pertenecido a una asociación habrían estado cometiendo un delito.

Lo cierto es que en el imaginario popular del habitante de Chiloé y en los interesados en descubrir el misticismo que rodea su cultura y el conocimiento de este peculiar episodio, se abre una llave que seguirá siendo base de estudio a futuro para aquellos que deseen introducirse en el mundo donde lo real se mezcla con la cosmovisión de una geografía ancestral.