Museo Retropatrimonial de Maullin

Historias que valen la pena redescubrir

José Moil Almonacid, sin proponérselo, fue transmitiendo su gusto por el coleccionismo a su hijo Marcos. Desde niño, el heredero de esta afición vio cosas que llamaban su atención, por sus materialidades y rarezas; con el tiempo fueron las latas donde se guardaba la yerba mate o la caja de los botones, etc. Estos objetos estaban en diversos rincones de su casa y, por cierto, en el inconsciente colectivo de muchos. Desde hace años se volcó al rescate del concepto perecedero de los artilugios y, a puro ñeque, prolongarles su perecedera existencia.

 

 

Háblanos sobre el origen de este proyecto de rescate patrimonial:

“Junto a mi familia, mi esposa Andrea y mis hijos Mailén y Alén, vimos en este pasatiempo una oportunidad de hacer turismo patrimonial en el sitio que habíamos comprado en Astilleros hace unos años, y que esperábamos fuera nuestro refugio y lugar de desconexión de la vida actual tan rápida y desconectada que vivimos, humanamente hablando. Buscar y recolectar cosas antiguas siempre fue una actividad que nos llenaba de felicidad y que hoy ya es toda una pasión, poder descubrir las formas y materialidades de los objetos que, a pesar de no tener ya una vida útil, aún muestran en sus formas y desgaste toda una historia que vale la pena descubrir”.

¿El proyecto cuenta con algún respaldo institucional del estado?

“En la actualidad estamos inscritos en el registro nacional de museos, lo que nos permitirá poder postular a proyectos a futuro y así poder hacer crecer nuestro sueño. No tenemos ni hemos tenido ningún apoyo ni aporte de la municipalidad de Maullín. Los aportes principalmente han sido de donaciones voluntarias de quienes nos visitan, pero desde la construcción, traslado, implementación, gastos en servicios, todo ha sido financiado como familia.

 

Cuáles son las principales muestras u objetos que integran la muestra?

“Dentro de nuestra muestra permanente contamos con una sala de juguetes de diferentes materialidades y épocas, mayormente chilenos y algunos extranjeros. Entre ellos, juguetes de lata, madera, género, cartón, plástico inflado y algunos más contemporáneos de plástico y goma; todos ellos forman parte del inconsciente colectivo de todos quienes nos han visitado. Además, contamos con una sala que rememora un negocio de antaño, con variados objetos que se vendían tradicionalmente en épocas pasadas. También no es menor la cantidad de objetos de uso diario, como herramientas, utensilios de las cocinas de las abuelas, religiosos, etc. Todos ellos, objetos patrimoniales de Maullín y de la zona sur principalmente”.

 

 

¿Cómo han ido estructurando la colección?

“La colección que hoy exhibimos es parte de una recopilación personal y familiar que a lo largo de 20 años hemos cuidado y rescatado literalmente de la basura; otros han sido comprados, y en menor medida también personas de buena voluntad nos han hecho algunas donaciones, lo cual en estos momentos, cuando el museo ya tiene un lugar más estable, se ha comenzado a hacer más común”.

¿Cómo se llega al museo y en qué Días se puede visitar?

“El museo está a 14 km de la ciudad de Maullín, en el sector llamado camino Astilleros, vía alternativa hacia la ruta del canal y puente de Chacao, por la ruta costera a Carelmapu. Actualmente atendemos los fines de semana y también visitas especiales a quienes nos contactan a nuestro WhatsApp. No se cobra entrada, solo se reciben aportes voluntarios de quienes así lo desean”.

¿Cómo se sustenta este esfuerzo patrimonial?

“En lo personal, soy amante de las cosas bellas y simples, lo que he contagiado a mi esposa e hijos. Los materiales eternos y que no son para nada lo que vemos hoy en día. Buscamos seguir creciendo y ser polo de turismo para nuestra comuna y sector. A futuro queremos seguir construyendo salas de exhibición y poder adquirir otro tipo de antigüedades que hagan cada vez más atractivo este proyecto, además de poder ofrecer onces de antaño en un lugar familiar donde, además de poder valorar el patrimonio, se puedan reencontrar con su pasado a través de los objetos cotidianos que rememoran en cada mente y corazón un momento bello familiar, y por qué no decirlo, de aquellos que ya partieron y que en aquel objeto podemos recordarlos”.